El ser humano debe aprender a descansar, pero no literalmente como siempre lo hacemos si no descansar en la presencia del Señor un descanso espiritual, debemos pedir a Dios que sea nuestro descanso, que traiga paz a nuestra vida, que tome el control de nuestro ser. Cuando entramos al reposo de Dios, a su presencia, le entregamos nuestras cargas, nos relajamos en su presencia y solo así podemos ser renovados, cuando tenemos muchas cargas y no logramos descansar nos sentimos cansados, cargados, atribulados y aún es posible que estemos en una congregación pero siempre andamos cansados espiritualmente; simplemente es porque no hemos aprendido a entrar en su presencia.

Jesucristo dijo: “Venid a mí todos los que están cansados y trabajados y yo os are descansar”.

Entrar en la presencia de Dios no es simplemente exponer tus cargas o tus necesidades, es más que eso, es venir con un corazón agradecido a alabar a Dios, como aquella mujer que ungió los pies de Jesús con su perfume. A Dios le gusta que le adoremos, como dice su palabra en espíritu y en verdad y cuando empezamos a adorar, Dios va a empezar a quitar nuestras cargas, luchas y todo lo que trae aflicción a nuestra vida.

Debemos poner nuestra mirada en Jesucristo porque Él es quien nos ha dado la vida, nos ha limpiado con su sangre y por eso debemos estar agradecidos con Dios. El agradecimiento viene de lo más profundo de nuestro corazón, debemos darle lo mejor a Dios, la Biblia dice: Frutos de labios que honren su nombre.

A Dios no le podemos traer cosas que no sirvan, sino debemos venir a su presencia con un corazón rendido, con un corazón que quiere alabar a Dios; por eso el salmista decía: “Alma mía alaba a Jehová “. Nosotros no podemos acercarnos a Dios y darle lo que nos sobra, porque Él puso su propia vida para salvarnos, Jesús no fue a la Cruz con la intención de darnos solo una parte, Él lo dio todo, por amor a nosotros, aunque antes estábamos en delitos y pecado, el ofrendo su propia vida.

El verdadero adorador se rinde a Dios no solo con palabras, pone todo su servicio, su tiempo, reconoce que Él es el Señor de su vida, el Rey de reyes y Señor de señores, busca siempre la excelencia, lo mejor para agradar a Dios.

En la adoración y el sacrifico es donde se encuentra la bendición, cuando nos acercamos confiadamente es cuando recibimos bondades de Dios, el Gozo de su Santo Espíritu. Dios no quiere que seamos religiosos, Dios quiere que seamos verdaderos adoradores. hay una gran diferencia en lo que es religión y lo que es relación, Él quiere que seamos agradecidos con él por sus bondades, que nos humillemos y le reconozcamos por lo grande que es.

Pastor Silvio Tellez