“Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré” (2 Corintios 6:17)

Los cristianos no somos de este mundo y por eso no vivimos un sistema mundano, somos llamados a ser luz en medio de las tinieblas; no a ser igual a los demás que viven en tinieblas. Porque la luz de Cristo está en nosotros por lo consiguiente no somos ignorantes, fuimos sacados de la ignorancia para vivir una vida de luz y no de tinieblas.

El cristiano debe conocer claramente lo que es de Dios y lo que no procede Él, debe conocer lo que le edifica y lo que es de provecho para su vida espiritual.

¿Que es lo que contamina al Cristiano?

La idolatría
Paganismo
Todo lo que no es de provecho para su vida espiritual.

En la vida espiritual estamos en este mundo pero no somos de este mundo, (Juan 17:15-16) sino que estamos aquí con misiones y propósitos de parte de Dios, después que tenemos conocimiento de la verdad al convertirnos del paganismo somos ahora la iglesia que debemos hacer el trabajo de Dios para traer a aquellos que viven en la esclavitud del pecado y la ignorancia con respecto a Dios.

La ignorancia acerca de Dios es provocada por el pecado, cuando hay cautividad en la mente y corazón del hombre esto lo lleva a hacer lo malo, lo negativo, lo que destruye, y usa todos los recursos que Dios le ha dado, talentos y habilidades para hacer lo malo y no el bien, la Biblia dice:

¿acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? (Santiago 3:11).

Y que de la abundancia del corazón habla la boca (Mateo 12:34), como Cristianos somos diferentes a los del mundo no solo en pensamientos sino también en naturaleza porque hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu (Juan 3:3), hemos nacido de Dios (1 Juan 3:9), tenemos una mente renovada (Efesios 4:23) y no actuamos como los del mundo sino como Dios nos ha enseñado a través de su palabra y reconocemos lo que es de Dios y lo que es del mundo, lo que es de la oscuridad y lo que es de la luz, lo que es terrenal y lo que es celestial, la grandeza de Dios y las obras de las tinieblas y reconocemos quién vive en nuestra vida.

Dios no nos ha dado una religión más, Él nos ha dado vida, nos ha dado a Jesucristo su Hijo.

“Para que todo aquel que en el cree no se pierda más tenga la vida eterna” (Juan 3:16);

Ud y yo somos el templo del Dios viviente, los religiosos tienen que ir al templo a buscar a Dios pero nosotros sus hijos reconocemos que Dios vive en nosotros.

Es importante saber que si no estamos convertidos será difícil no contaminarse, el texto no dice que no nos juntemos con los pescadores sino que nos da a entender que no practiquemos el pecado y no celebremos lo que el mundo celebra.

“salid de en medio de ellos y aparatos y no toquéis lo inmundo” (2 Corintios 6:17).

¿Y que concordia Cristo con Belial? ¿O que parte el Creyente con el incrédulo? (2 Corintios 6:15), nadie te invitará a adorar al diablo al menos que sea un ocultista, pero el creyente tiene discernimiento para saber que es adorar a Dios en Espíritu y en verdad y adorar lo que es del mundo.

Para Dios la idolatría es una cuestión muy delicada porque ella te lleva a adorar y a inclinarte a lo que no es Dios, dentro del pueblo hay cristianos idolatras porque todo lo que se interpone entre la adoración a Dios, y nosotros lo adoramos más que a Dios en nuestros corazones entonces somos idólatras, podemos decir estar sirviendo a Dios y practicando la idolatría, Israel era pueblo de Dios y tenía la verdad, la conocía pero era idólatra. Nuestro amor y adoración a Dios debe de estar por sobre todas la cosas.

Hay cristianos que pelean religión y no viven en la fe y eso se debe a la falta de alimentación espiritual, falta de guianza del Espíritu y falta de consagración. Consagrarse no es solamente asistir a la iglesia sino dedicarse al llamado de Dios, es estar apartado de la mente, corazón, alma y espíritu para poder agradar a Dios.

Si todavía murmuramos nos hace falta consagración, si aún practicamos ciertas cosas que nos afecta a nuestra vida espiritual; eso es un peligro.

No es tiempo de vivir murmurando, en pecado, sin Dios, en pleitos, contiendas, es tiempo de avivar el fuego de Dios, de santificarse, de consagrarnos, y apartarnos de lo que contamina el Espíritu alma y cuerpo.

“y ese mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:13).

“El que tiene oídos para oír que oiga!”

Pastor Rev. Silvio Téllez
Jesús Es Luz Inc.